Camboya sirve como ejemplo de un grupo de países que ha logrado un rápido crecimiento económico durante los últimos años, pero que no se corresponde con mejoras sociales. En ellos, pese a los avances conseguidos en el desarrollo, millones de niños continúan privados de sus derechos a la salud, la vivienda y la educación, permaneciendo en situaciones de total desprotección.
"Calculamos que el número de niños que vive en la pobreza se sitúa en torno al 40% de la población infantil de Camboya", asegura Sunah Kim, delegada de Unicef en Phnom Penh. Pero las cifras reales podrían ser aún peores, porque muchos nacimientos no llegan a inscribirse y hay miles de criaturas 'invisibles' para la estadística.
"La mayoría de ellos viven en zonas rurales; pero la miseria urbana está aumentando", prosigue Sunah Kim. "Eso hace que una gran parte de los niños abandone la escuela para buscar trabajo, aunque sea en talleres ilegales porque su familia necesita el salario. Así se explica que siete de cada diez alumnos no empiecen la enseñanza secundaria".
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